Sunday, April 06, 2025

PIRATAS 17 PARTE 7

lejos de poseer o llegar a ver. Uinalla. Dos días más tarde, siempre en ese rincón del comedor general, Smith les dijo: "El planeta es el tercero, viniendo desde la estrella, y se llama Uinalla." "Y tiene mares?"- Pregunto Pencrof, sorbiendo de su helado de leche. "Tiene mares y ríos y montañas! pero hay algo malo en todo esto."- Afirmó Smith, sirviéndose del cocido . "Que, no hay mujeres?"- Preguntó Adolfo Hesen, burlonamente. "No estamos para bromas, caballero! Estamos en una situación delicada, peligrosa! Somos virtuales prisioneros, quizás hasta esclavos!"- Se enfadó Smith, y no quiso decir más, pero su natural vanidoso hizo que hablara de ello antes de la cena, cuando dijo: "El planeta Uinalla está en su periodo pre Cámbrico, tiene monstruos rondando las mesetas! Sin armas, estaríamos perdidos!" "Al menos debe haber una ciudad, o no?"- Preguntó Hugo Cepeda. "Claro! pero no me ha querido decir más! tienen restricciones, saben? Pero yo soy persuasivo, adulo su ego ridículo, y el tipo abre la boca sin saberlo."- Comento Luis Smith, sonriendo triunfadoramente. día 7 Pencrof gustaba de pasar un rato en una cabina que parecía ser de observación, con pantallas mostrando las estrellas visibles y también habían dos lucernas las cuales permitían ver hacia afuera de la nave a través de gruesos cristales. Ese día llego a ese lugar una mujer Vironio, con rango de teniente, y se acodo en un resalto ante la Lucerna, diciendo: "Viene Ud. a menudo a ver las estrellas?" "Así es, oficial! Son hermosas y llenas de posibilidades! Las hay con rayos que sanan y otras que dañan."- Comento Pencrof, mirándola. Era alta, bella y de ojos grises. "Así es! Fascinantes, no cree? "- Dijo ella, mirando también en una pantalla. "Claro, pero dígame, esta sala esta dedica solo a mirar las estrellas?"- Pregunto Pencrof. "A eso pero también a calcular orbitas! Ahora vamos hacia la estrella ....., de la Constelación de...............; y los cálculos primarios se hicieron acá... Ve esta pantalla? Apreta Ud. una esquina de ella y vea!"- Dijo la mujer, y de la mesa en que reposaba la pantalla, brotaron teclados y palancas pequeñas terminadas en bolas traslucidas de diferentes colores. "Y Ud. entiende todo esto? Debe haber estudiado mucho."- Comento Pencrof, imaginándose los manuales que esa mujer debería haber leído y estudiado- mas encima, recordado. "No lo crea! Hay microchips que ya traen toda la información sobre aparatos de manejo! Solo tiene que insertarlo adonde se debe, y ya tiene Ud. la información disponible en su mente, por siempre que ese chip este en el lugar elegido! "Dijo ella. "Es increíble! Pero, aun no sé como Ud. se llama..Yo soy Pencrof."- Dijo él, ella le miro por unos instantes como divertida, pero solamente estaba guardando la información agregando lo que estaba viendo de Pencrof, sus gestos y reacciones. Todo ello en forma inconsciente, por supuesto- tal como funciona la mente de una mujer. "Ariaxa. Ese es mi nombre. tiene un significado matemático, por supuesto. Creo que el suyo es más complicado."- Aviso ella. Esto tomo por sorpresa a Pencrof, quien ignoraba que un nombre personal pudiera conllevar claves matemáticas! pero no incursiono en ello, y pregunto: "Cree Ud. que nosotros los pasajeros tendremos oportunidad de una vida tranquila al bajar en el destino que se nos impuso por sus jefes?" Ella sonrió, mirando hacia las estrellas, y dijo: "No lo sé, realmente lo ignoro. Pero si vemos lo que ha pasado con otros pasajeros como UD. DICE, no será muy agradable vuestra vida en Uinalla."- Esto no le gusto a Pencrof, y quiso saber más, pero ella se retiro, no sin antes decir: "Lo siento, no puedo informarle mas de ello. Pero tratare de que al menos Ud. tenga un trato mejor que el de sus compañeros." "Gracias."- Dijo Pencrof, mientras su silueta salía por la puerta. Fue hacia las cabinas, y reunió al grupo, diciendo: "Tengo noticias ! Hable con un oficial de a bordo, y me dijo que nos van a bajar en ese planeta, pero que no vamos a estar muy a gusto." Se sorprendieron negativamente sus compañeros, y Luis Smith dijo: "ya lo sabía! Estos tipos siempre traen algo escondido bajo la manga! Y que más le dijo?"- "Que tratara de mejorar nuestro destino, pero parece que no tiene mucho poder, en fin, que haga lo que pueda! Al menos no nos van a matar."- Acoto Pencrof. "Quien sabe que no nos mataran? Capaz que no con un puñal, pero si con trabajos agobiantes, o tareas peligrosas! Que mala suerte estar en este predicamento!"- Dijo Smith, sobándose el rostro. día 6- Al día siguiente les llevaron a un baño químico, les cortaron el cabello, las uñas, revisaron por infecciones, dieron pastillas desinfectantes, y dos horas en una pieza a 40 grados centígrados, para que exudaran todos sus malos humores . De allí les llevaron a una sala llamada de instrucción y se les informo , a grosso modo, de lo que les esperaba en su nuevo destino. Para sorpresa de Pencrof, la oficial a cargo de la charla fue Ariaza, quien antes de comenzar, le sonrió. "Creo que le esta coqueteando!"- Díjoles Adolfo Hesen, a lo que Pencrof respondió: "No es así! Es que ya hablamos anteriormente." La mujer dijo: "Se que Uds. están muy preocupados por su futuro inmediato. Les ruego que no lo hagan! Van a ingresar a una sociedad ya establecida, con sus leyes y costumbres, que obviamente Uds. no conocen. El Imperio rige a los gobiernos planetarios a través de un Emisario Imperial, el cual viaja cada cierto tiempo a la capital del Imperio, en donde entrega los resultados y adelantos de la sociedad bajo su tutela, y recibe las indicaciones pertinentes para mejorar el curso económico de la población, entre otras consideraciones. "El gobernante de este mundo es un noble, llamado Duque Vsirodoo. El tiene a cargo la administración de las ciudades. Es responsable del orden en las ciudades, y de la economía en general. Tiene numerosos ayudantes, entre ellos algunos nobles de paso. "Vuestra relación con sus jefes debe ser siempre respetuosa y obediente. Dos características que proveen granjerías y prebendas. El que no entienda esto, se enfrentara a castigos y postergaciones. Aunque no puedo decirles cuáles serán sus oficios, puedo indicarles que hay varios grados, y Uds. empezaran por los más bajos, para ir subiendo dependiendo de sus habilidades. "No se permite hablar sin que se le pregunte, tampoco criticar cualquier orden que se les dé. No tienen derechos pero si varios deberes. Solo los nobles tienen cargos importantes. "Tendrán techo y comida aseguradas, trabajo diario. Los horarios pueden ser desde cuatro horas hasta doce horas de labor. Sé que suena extraño, pero deben tenerlo en cuenta. "Hay algunas tradiciones que deberán respetar, y algunas festividades que se ejecutan cada cierto tiempo. Alguna pregunta?" Luis Smith dijo: "Y no nos van a pagar? Que compraremos sin dinero?" "No tendrán sueldo, pero tendrán comida asegurada. No deben preocuparse por comprar nada; solo preocúpense de trabajar."- Dijo Ariaza. "Seremos como esclavos!"- Exclamo Smith, haciendo moverse amenazadoramente a dos esbirros Vironio que hasta ese momento habían estado mirándoles sin expresión ni movimiento alguno. "Serán trabajadores! El esclavo pertenece siempre a una persona determinada, y en Uinalla los trabajadores laboran para el Imperio."- Explico ella, ruborizándose, ya que los conceptos aquí estaban mal definidos. Ariaza encendió una pantalla, y dejo correr el video, en donde se vieron calles, edificios y gente deambulando por las calles, también se veían vehículos que corrían por la altura. Cuando termino el video, ella se había ido, pero los guardias esperaban allí el momento en que las proyecciones acabaran, para guiarles de regreso a sus cabinas. Esta vez quedaron confinados con llave en la puerta, así es que no pudieron cambiar impresiones. Se les llevó la cena seis horas más tarde, y pudieron pasar al cuarto de baño, uno a la vez. Al regresar Pencrof a su cabina, hallo a la bella mujer Ariaza sentada en el borde de su cama. "Oh, Ud. aquí! Qué agradable sorpresa."- Dijo Pencrof, mirándola." "Cierre la puerta. nadie tiene que verme."- Pidió Ariaza, poniéndose de pie. Pencrof obedeció la orden, diciéndose a si mismo que ya había comenzado a obedecer órdenes sin chistar... "Que le pareció mi charla? Su compañero Smith hizo algunas preguntas inquietantes." Dijo Ariaza. "Claro, el es así! Entiendo que ser trabajador sin poder adquirir objetos es para él una especie de esclavismo! pero hay que esperar a vivir la experiencia, antes de criticarla."- Opino Pencrof, viendo como ella se sentaba de nuevo sobre el borde de la cama, ya que no había silla en esa cabina. "Entiendo. Yo no hago las reglas, solo las cumplo. Sabe Ud. que yo tampoco puedo obtener ni sueldo ni objetos? Sabe Ud. eso?"- Pregunto Ariaza. "No tenía idea, ni había pensado en ello. En fin, que su sociedad es diferente a la nuestra, y creo también que entrega menos zozobras a sus individuos: el tener alojamiento, comida y trabajo asegurado, ya puede que sea suficiente para la mayoría de Uds. "- Afirmo Pencrof. "Tiene razón! Pero el que ha vivido como Uds., debe tener muchas dudas sobre nuestro sistema de vida."- Comento Ariaza. "Así debe ser! pero no soy yo quien juzgue a nadie. Vivo la vida como se va presentando, y Ud. llego a mi vida para endulzarla con su bello rostro, su femenino cuerpo y su gran generosidad."- Dijo Pencrof, mirándola con deseos. "Ah. Eso piensa de mi? Y me ha visto tan pocas veces."- Sonrió ella, sintiéndose adulada. "Pocas pero valiosas veces. Y Ud. arriesgándose a verme a solas, sin conocerme, quizás puedan hasta regañarla por estar acá."- Dijo Pencrof, sentándose a su lado. Ella se movió algo más alejada, y dijo: "Claro, me arriesgo a una reprimenda, pero tenía que venir a conversar con Ud. acerca de su amigo Smith."- "No es mi amigo, es mi compañero. En realidad, ya no es ni compañero."- Sonrió Pencrof, pues Smith siempre le había puesto en situaciones embarazosas. "Bien, me voy. Que duerma bien."- Dijo ella, saliendo de la cabina apresuradamente. Pencrof aspiró el leve aroma que ella había dejado en la habitación, y se recostó en la cama, para dormir. 51. día 5. Pencrof se aventuro, cuando teóricamente era de "noche" en la nave, y por ende, menos personal en servicio, por un corredor que desembocaba en una escalera de servicio que bajaba hasta la sentina, lugar en que la media luz era la tónica, y la desolación total, pues acá no habían maquinas chirreando ni murmurando sus oraciones en clave binaria. Solo grandes mamparos, vigas y refuerzos que hacían firme el fuselaje; también estaban las cajas de las patas sustentadoras, retraídas durante los vuelos, y que permitían apoyarse en el suelo, aunque su uso era muy restringido, ya que para levantar 929093 toneladas de peso, se usaría mucha energía de los motores. Cuando volvía a su cabina, se topo en una esquina con la bella Ariaza, que le quedo mirando, sorprendida. "Hola." Dijo Pencrof, y como ella siguiera en la misma posición, la abrazo y beso suavemente. Ella respiraba en su mejilla, y él no sabía si seria reportado en rebelión a ordenanzas, o premiado con otro beso. Se alejo un poco de ella, y Ariaza tomo aire, diciendo: "Y que hace acá?" "Baje a caminar un rato. Nada de interés allá abajo."- Comento Pencrof. Ella le miró fijamente, y dijo: "Sabe Ud. que puedo reportarlo como elemento peligroso, y que su vida correría grave peligro? Esta es una nave militar, en la cual no se puede andar impunemente por cualquier lado!" Pencrof la volvió a besar, y ahora la respiración de Ariaza cambio a más intensa, y de pronto también ella le abrazó, entregándose a la caricia por más de 20 minutos. Tras ello, ella dijo, casi sin aliento: "Tienes que volver a la cabina. No puedo acompañarte, seria doble castigo." "Bien, mi amor. Nos vemos!"- Dijo Pencrof, al mismo estilo de algunas películas de acción que había visto cuando joven, y se alejo al trotee por ese corredor. Al llegar a un rellano, miro hacia atrás, pero la bella mujer había ya desaparecido como por arte de magia... Arribó a su cabina sin ver a nadie, y se recostó en la cama, pensando en aquellos besos y rememorando los bellos ojos de esa mujer, que le hacía latir el corazón más de lo acostumbrado... Al "amanecer", les dieron lecciones de historia del planeta Uinalla., que comenzaba con el primer aterrizaje, luego con la primera colonia, y después narraban quien había sido el primer gobernador, y así hasta el día presente, en que gobernaba el noble Suicorio Vardin. Tras almorzar, les tomaron examen de lo que les habían dicho, y luego hubieron dos de ellos que no supieron contestar ni la mitad de lo escuchado, por lo que les volvieron a dar la clase a todos y al finalizar, cerca de la hora de la cena, el Instructor dijo: "Mañana veremos si se aprendieron la lección, y además, agregaremos más información sobre el campo de la matemática, salud, medicinas, etnias." Pencrof y su grupo se sentaron a una misma mesa, para, además de comer, ir comentando lo sucedido. "Apuesto a que todo lo que nos dicen ahora se transforma en humo una vez estemos en la superficie de ese planeta! Esto es solo pérdida de tiempo!"- Dijo Luis Smith, levantando su cuchara sopera para remarcar su idea. "Mira, no nos cobran nada por darnos clases! Además, estamos cómodamente sentados escuchándole! "- Dijo Adolfo Hesen, sonriente. "Quisiera saber cómo escapar de estos tipos! Coger una nave pequeña y salir cascando lejos!"- Afirmo Hugo Cepeda. "Si fuera un navío pequeño, ya nos alcanzarían fácilmente! Y te digo, capaz que nos den muerte, o nos lleven a una mina a laborar hasta caer al suelo!"- Pencrof amenazo con ese resultado, que lo veía muy plausible. Ya no siguieron conversando, pues había caído una atmosfera muy pesimista sobre ellos. Esa noche la bella Ariaza entro a la cabina de Pencrof pasada la "media noche", diciendo: "Estas despierto, Pencrof?" "Ah, sí! Eres tú, Ariaza?"- Inquirió él, saliendo del lecho en que había estado reposando y sin desvestirse. "Si, y te tengo noticias! Lo de anoche, tu paseo... fue grabado por más de seis cámaras de vigilancia! Me imaginaba algo así, y por ende, borre todas esas partes en que aparecías tu en el cristal! No lo hagas mas, o ya no podre seguir ayudándote!"- Dijo la mujer, mirándole en la penumbra de la pieza. Pencrof la tomo en brazos y la beso ardientemente, siendo correspondido, y luego ... Dos horas más tarde, ella se despidió con un último beso, y salió de la cabina. Pencrof se recostó en la cama, sonriente. Día 4. En este día la tarea de dar respuestas correctas de lo aprendido fue intensa, y hasta Pencrof estuvo en problemas para dar satisfacción al entrevistador, pero a la hora de almuerzo el teniente a cargo dijo: "Si bien no tienen mucha retención de lo que se les dice, creo que pensando en que vosotros no sois humanos del Imperio, vuestros cerebros pueden tener algunas falencias que pueden ser perdonadas! Seguiré con la instrucción después del almuerzo, y traten de aprender." Ya en la sala comedor, Luis Smith dijo: "Ya le doy una patada en cierta parte a ese teniente engreído! Que se cree? Que somos escolares?"- "Concuerdo contigo! Solo que yo , en vez de una patada en cierta parte, le retorcería el pescuezo!"- Acoto Adolfo Hesen. Pencrof comía en silencio, recordando los buenos momentos de la noche pasada, y se dijo que su suerte iba a cambiar drásticamente apenas pusiera pie en ese planeta Uinalla, que cada día estaba más cerca de ellos. Tal como dijera el instructor, esa tarde fue tediosa y larga, pero las respuestas del grupo comenzaron a ser las correctas, y al finalizar el encuentro, el teniente dijo. "Creo que ya tienen una base solida para comenzar a desempeñarse en el planeta y su sociedad! Ahora pueden descansar! No habrán mas clases!" Pencrof y los demás le aplaudieron, y en la hora de la cena ya habían rostros sonrientes en vez de caras largas. Pencrof espero a Ariaza con vehemencia, pero la mujer no apareció en su cabina, para disgusto de él. Día 3.- Al amanecer del día, fueron guiados a una sala de ejercicios, en que un Instructor, diferente al exigente teniente anterior, dijo: " A ver, Uds.! En dos días más llegaremos a destino! Han estado Uds. con gravedad Uno, y deben llegar a la gravedad tres! Por ello, vamos a ejercitarnos estos dos días en forma intensa, o serán guiñapos al caerles encima la gravedad de Uinal! " Y comenzaron haciendo pesas, trotando con mochilas cargadas en la espalda, subiendo y bajando largas escaleras, saltando obstáculos, en fin, que a la hora de almuerzo sus trajes estaban mojados de transpiración. "Que día! Se nos acabo la paz!"- Reclamaba Luis Smith, sorbiendo de la sopa. "Gravedad tres! Pesaremos tres veces más que en Luna Seis!"- Se asustaba el mecánico Hugo Cepeda. "Temo por el corazón! No va a ser fácil!"- Dijo Pencrof, tocándose el pecho, en donde un agitado corazón bombeaba sangre apuradamente. "Vamos por ello! No me desanimaran! Y apenas pueda, me escapare!"- Dijo Hugo Cepeda, hablando bajo. Esa tarde siguieron los ejercicios, las carreras y terminaron marchando por dos horas con pesos en la espalda. Luego, la cena. "Esto me está matando! Creo que mañana de nuevo nos tendrán saltando como monos y cargando mochilas como guerrero romano construyendo acueductos!"- Dijo Adolfo Hesen, mirando su plato lleno de alubias. "Estos tipos deberían tener una cámara con gravedad tres, a ver como es! Como no van a tener! Si son tan adelantados tecnológicamente!"- Dijo Pencrof , de mal humor pues había esperado a Ariaza infructuosamente. De allí se fueron a dar un baño, y esta vez Pencrof se vistió con un pijama, y se acostó, pensando que Ariaza ya no le visitaría mas. pero se equivoco. "Pencrof, are you awake?-"- The murmur of her voice awakens him instantly, and replied: "Yes, darling! I´m in bed!" She jumped over him, laughing softly, and after some kissing, she bedded with her until two and a half hours later. Then she proceed to dress, saying: "I have told you my personal history, darling. Guess I´m crazy, but I care for you. I will try hard to help you while on that planet! But you must remain patient! Don´t allow your nerves to made something harsh!" "I will trust in you, but I don´t want you to risk your career just for me! "- Pencrof said, sensing his affair could only end in a catastrophe for her. "Pencrof, estas despierto?"- El murmullo de su voz le despertó de inmediato, y repuso: "Si, querida, estoy en la cama!" Ella salto sobre él, riendo suavemente, y tras algunos besos, se acostó con el por dos horas y media. Luego procedió a vestirse, diciendo. "Te he contado mi historia personal, querido. Creo que estoy loca! pero me preocupo por ti. Tratare con todas mis fuerzas en tratar de ayudarte por mientras estés en ese planeta! Pero debes ser paciente! No permitas que tus nervios te hagan hacer algo sin remedio!" "Confiare en tus palabras, pero no quiero que arriesgues tu carrera solo por ayudarme! "- Le dijo Pencrof, comprendiendo que su romance solo podría terminar en una catástrofe para ella. Ariaza le beso, diciendo: "Lo hago por amor!"- Y se fue. Pencrof se quedo escuchando los pequeños ruidos de la maquinaria que les impulsaba por el espacio, hasta que se quedo dormido. Día 2, Por la mañana siguieron los ejercicios, y tras el almuerzo el entrenador dijo: "Ya tienen suficiente castigo por ahora. Mañana llegaremos al planeta Uinal, y ya no les veré más- ni Uds. a mí! Pero les deseo suerte, amigos. Han sido pacientes y creo que la gravedad de ese planeta no les aplastara." Tuvieron la tarde libre, y esa noche nadie entro en la cabina de Pencrof, ya que la tripulación se aprestaba para la inserción en órbita del planeta, y no tenían tiempo para perder en asuntos personales... Día 1. El oficial Suicorio Vardin les llevo a la superficie en una nave auxiliar, y les entrego al personal de la Aduana. "Estos tipos son todos militares! Es que no hay civiles por acá?"- Pregunto Luis Smith, viendo tanto uniforme pasar por todos lados. "Creo que es una Base militar. Que esperabas, una bienvenida al estilo turístico?"- Interrogo Adolfo Hesen, estornudando. La presión del planeta les hacia transpirar, y Luis Smith dijo: "Este aire huele a caucho quemado! Que porquería de atmosfera tienen acá?" "Debe ser una mezcla más rica en arsénico!"- Dijo Adolfo Hesen, estornudando. Un militar llego apresuradamente, diciéndoles: "Uds., son los nuevos llegados en la nave KATH 45! Bien, síganme!" Y sabia de ellos por un parte que había recibido en esa misma mañana, en que debía recogerles, tras identificarles por sus overoles plomos con números en la espalda, y llevarlos al edificio de Distribución del personal. Allí les dejo en una sala pequeña, con una ventana que daba a un patio entre dos edificios. "Como te sientes?"- Pregunto Hugo Cepeda a Pencrof, quien transpiraba en ese momento. "No tan bien como creía! Me cuesta respirar! "- Dijo éste, tocándose el pecho. "Yo también estoy así! Como si tuviera cemento en vez de pulmones!"- Comento Hugo Cepeda, paseándose por la pieza. Debieron esperar dos horas antes que otro miliar apareciera, este con un rostro aquilino y bigotes largos en forma de flecha. Les miro y dijo: "Voluntarios! Bien, vamos a dejarles a su nueva residencia!"- Le siguieron hasta un vehículo ovoide, que luego de que ellos estuvieran dentro, se elevo en el aire, dejándoles casi desmayados, y luego enfilo hacia unas montañas que se veían a lo lejos. "Y adónde vamos, Señor?"- Preguntó Luis Smith al piloto, pero este no le contesto palabra. Pencrof miraba hacia abajo, y calculo que volaban a 800 kilómetros por hora, y a una altura de tres kilómetros. CAPITULO 6. En el planeta Uinal. Página 58.

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